Dando una vuelta por un kiosco amigo podemos encontrarnos con un nuevo vocablo (o por lo menos uno que yo no conocía, y que la Real Academia tampoco): “refrescancia”.
Según los publicistas y fabricantes de variadas y conocidas golosinas, mientras disfrutamos uno de los famosísimos caramelos de miel y menta, podemos experimentar un nivel de "refrescancia" que equivale a 3 en su escala de 5 (nos lo hace saber un escrito en el envoltorio). Menuda sensación.
Si por un lado refrescar es disminuir el excesivo calor de una cosa, es decir: enfriar; y por el otro frescor es la cualidad de lo que produce sensación de fresco, o sea, frescura, ¿no sería mejor decir “nivel de frescura (en su boca)” que “nivel de refrescancia”?
Además, convengamos que encontrarse con alguien que tenga un “nivel 3 de frescura en su boca” es más interesante que encontrarse con alguien que esté experimentando un “nivel 3 de refrescancia”.
Comentarios y reflexiones serán bienvenidas para aclarar el origen de tan horroroso término, ¿o me parece a mí?