Muchas veces al usar estas formas tememos cometer queísmo o dequeísmo, pero lo cierto es que, dependiendo de lo que se quiera
expresar, las dos son correctas. La diferencia entre usar la preposición
de o no, depende
de si la proposición incluida (o subordinada) es adjetiva o sustantiva.
¿Qué es una proposición incluida? Son estructuras (grupos de
palabras con sentido y capacidad de ser analizadas con las categorías de una
oración) que quedan integradas en los elementos sintácticos de una oración
principal (por eso se llaman incluidas) y por lo tanto no poseen la misma
jerarquía, ya que están subordinadas a ella.
Vemos un par de ejemplos que nos ayudarán a detectar cuándo
debemos usar la preposición:
El hecho de que hayas llegado tarde cambió su parecer.
Lo señalado funciona como un sustantivo, podría reemplazarse
por “la tardanza”, la estructura exige el uso de la preposición.
El hecho que
sucedió ayer impactó en la vida de esa familia.
En este otro caso, el texto resaltado funciona como un
adjetivo, determina un hecho en particular. Por ejemplo, podría reemplazarse por “ocurrido”.