Decir de la mejor manera lo que se quiere comunicar



Un aspecto de la mayúscula

La minúscula viene de la mayúscula, y no al contrario: es una mayúscula deformada por la cursividad. Sin embargo, desde el momento en que pudo oponerse a otro tipo de letra y entrar en un paradigma, la mayúscula adquirió “sentido” (igual que se adquiere edad). Ese sentido ha sido el del énfasis, el de la majestad y el de la esencia (en la imposición de una mayúscula a la inicial de un nombre se compromete toda una metafísica). Hay por lo tanto casos en que la letra, aun siendo rigurosamente lingüística, unidad distintiva, y no significativa, está dotada de un sentido. Es lo que sucede claramente en la escritura javanesa, donde en algunas palabras se introducen letras comparables a nuestras mayúsculas, aunque sean del mismo tamaño que las otras: esas letras suplementarias confieren a las palabras que las contienen un carácter honorífico o respetable.

De: Roland Barthes, Variaciones sobre la escritura, Paidós, Buenos Aires, 2007.

Diferencias pretéritas

Uso del pretérito perfecto simple y del pretérito perfecto compuesto del modo indicativo

Estos dos tiempos indican un momento pasado y suele juzgárselos semánticamente equivalentes, aunque se advierte, sobre todo en lo coloquial, la preferencia por el uso del tiempo perfecto simple. No olvidemos que el pretérito perfecto simple denota una acción finalizada, es un tiempo perfectivo.

Decimos:

Esta mañana desayuné café y tostadas (me porté bastante bien, esquivé las medialunas…).

Y no:

Esta mañana he desayunado café y tostadas.

Es que el pretérito perfecto compuesto denota una acción anterior al momento en que se habla pero vinculado con el presente. El uso de este tiempo responde muchas veces a razones afectivas o a un deseo de prolongar el pasado en el presente.

Por ejemplo:

Se han amado desde el primer momento que se vieron.

Hemos vivido siempre en esta casa.

Además, el pretérito perfecto compuesto es compatible con adverbios y expresiones temporales que indican un período del que forma parte el presente.

Este mes aún no he cobrado el sueldo.

Han recibido la llamada telefónica hace unos minutos.

Una confusión pretérita

El uso del pretérito imperfecto del modo subjuntivo en lugar del pretérito perfecto simple (indicativo)

Recordemos que el modo subjuntivo presenta las acciones de forma virtual o irreal; con este modo se expresan acciones de duda, deseo, esperanza. Su uso también puede implicar una realización en curso.
Según la Real Academia española, el uso del pretérito imperfecto del subjuntivo en lugar del pretérito perfecto del indicativo no está justificado por la tradición del idioma. Para verlo claramente observemos estos ejemplos, que bien podrían haber sido publicados en un diario:

Como dijera ayer la presidenta: "Kirchner no se fue de la cancha, está en el banco de suplentes".

Si algo sucedió “ayer”, en el pasado, no sólo debe expresarse con un tiempo pretérito, sino también perfectivo (expresa una acción acabada). La presencia del adverbio "ayer" nos confirma el uso del pretérito perfecto simple del modo indicativo, entonces:

Como dijo ayer la presidenta: “Kirchner no se fue de la cancha…”.

Veamos el otro ejemplo de este uso, algo bastante común:

En la carbonera donde viviera y trabajara Benito Quinquela Martín ahora hay una galería de arte.

Y debería ser de esta forma:

En la carbonera donde vivió y trabajó Benito Quinquela Martín ahora hay una galería de arte.

Calabaza

Algunos dicen que la calabaza proviene de Asia Meridional, otros de América del Sur.
Lo cierto es que el término con el que hoy denominamos este fruto es original de la voz africana kimbundu.
La calabaza es un alimento muy común en nuestro menú, pero además, con ella se fabrican mates, instrumentos musicales y artesanías.
En los Estados Unidos se ha popularizado este fruto en el icono que identifica los festejos de Halloween; al parecer esta costumbre de ahuecar las calabazas deriva de una leyenda de origen celta.

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calabaza. Es un término derivado de la voz kimbundu kabasa que en el Brasil se convierte en cabaça, designa una planta y un fruto que acusa muy diversas formas, tamaños y colores. Por lo general es grande, redonda y con multitud de semillas.
En Cuba, España y Brasil, así como en otros países, las formas femenina y masculina de esta dicción brindan nombre a un instrumento musical fabricado con un güiro (calabaza) ahuecado, al que se le practica un agujero y diversas muescas, sobre las cuales se desliza una varilla de madera o de hierro para lograr unas sonoridades raspantes que otorgan ritmo y color a ciertas especies musicales, y que se amplían por el efecto de dicha perforación. A este instrumento también se lo denomina güiro. Es similar al reco reco afrobrasileño, sólo que éste se construye con una gruesa caña de bambú. Varios escritores del Siglo de Oro español mencionan con frecuencia el calabazo entre los instrumentos musicales utilizados por los esclavos en la Península Ibérica. En el África Occidental, dos mitades de calabaza pintadas de blanco representan la Vida. Una de ellas encarna a Obatalá, el cielo y la otra simboliza a Odudúa, su mujer, la tierra.

Definición de la palabra de: Ortiz Oderigo, Néstor; Diccionario de Africanismos en el Castellano del Río de la Plata; EDUNTREF; Buenos Aires; 2007.

Oír no es escuchar

No está de más establecer la diferencia entre los verbos oír y escuchar.
Oír es percibir sonidos con el oído, escuchar es prestar atención a lo que se oye. Esto significa que en la acción de escuchar existe el propósito de hacerlo, en cambio el oír puede suceder contra nuestra voluntad y hasta puede ser inevitable. Si no, veamos este fragmento de El silenciero de Antonio Di Benedetto:
“Con una radio que se oye se puede dormir, es cierto; pero hay que organizarse. Es preciso favorecer el sueño, cansarse, beber algo de más durante la cena, no hablar mucho de noche, no excitarse”.
Y la diferencia con esta otra de la misma novela:
“Si está solo, toma una piedra y da contra los caños huecos del alumbrado. Golpea y aplica la oreja a la columna. Escucha. Cuando la vibración se acaba, vuelve a golpear”.

¿Sosia o sosias?

El significado de esta palabra es: persona cuyo parecido con otra la hace viva imagen de ella.
Según el Diccionario de uso del español de María Moliner, ambas formas están aceptadas; no obstante, existe una diferencia entre las dos acepciones. La palabra viene de un nombre propio griego que en su lengua es Sosias, pero es preferible utilizar la forma sosia, ya que el uso español de este nombre proviene del que fuera dado a un personaje creado por el comediógrafo latino Plauto en su obra Anfitrión.
Por último, observemos que su pronunciación es sosia y no sosía o sosías.

¿Santafesino o santafecino?

Parece ser que ante la aparición del término santafecino en diccionarios oficiales, la Academia Argentina de Letras reclamó a la Española que el gentilicio correspondiente a los nacidos en nuestra Santa Fe tenía que ser: santafesino (o sea, escrito con “s”).
Oportunamente la Academia Española respondió que era correcto el reclamo y que subsanarían el error. Sin embargo, en la siguiente publicación del diccionario fueron insertadas las dos grafías.
Luego de varias “idas y venidas” sobre este término, finalmente fueron aceptadas las dos opciones, aunque con preferencia por la escritura con “s”.